La noticia de la muerte de mi amigo Atanasio Bita Rope me ha sobrecogido, profundamente. No puedo llorar a lágrima viva como me hubiera gustado; pero uno ya tiene muchos abriles sobre sus hombros y ha visto y vivido tantas crueldades que una cierta insensibilidad que detesto se está apoderando de mí; ¡Qué desgracia! Como dice la canción: solo le pido a Dios ....que la muerte (para mi asesinato de estado) no me sea indiferente. Aunque no me caigan lágrimas, lloro al amigo; lloro a la persona; muestro mi indignación por la eliminación del padrino de mi hijo, a quien no me atrevo a dar la noticia ¿hasta cuando, Obiang, seguirá eliminando impunemente a los opositores?
Conocí a mi amigo Bita en la Plaza de los Sitios (¡vaya lugar!) de Zaragoza, donde estaba ubicada a la nazón de la Escuela Universitaria de Ciencias Empresariales, cuando cursaba sus estudios. Era una fría mañana del mes de Noviembre del año1.983, soplaba el cierzo proviniente del Moncayo aragonés. Desde entonces, nuestra amistad personal ya no cesaría. Como buenos amigos, teníamos muchos puntos en común, compartimos alegrías y también momentos tristes. Como momento de alegría me viene a la memoria el bautizo de mi hijo. Entrando en la catedral de Malabo, me dijo: Fermín, lo has conseguido; has conseguido que me ponga una corbata. Es que Bita Rope era persona ajena a la elegancia petulante propia de muchísimos acomplejados. Era censillo y humilde. En otra ocasión me manifestó: mira, muchos de esos de corbatas y chaquetas están llenos de corrupción y otros delitos inconfesables.
Comprometido con la gestión agrícola, a las pocas semanas de estar trabajando en el B.I.A.O., entidad financiera en la que había ganado una plaza por oposición, pronto la abandonaría para pasar a dirigir CLUSA que tan buenos resultados había empezado a dar para los pobres en una política cooperativista sin precedentes. En ese cometido recibirá las invectivas del régimen que logró enguir el proyecto-Clusa.
A la viuda mi amiga Paloma; lloro contigo, no le diré a tu ahijado nada de lo ocurrido; no tengo valor suficiente para ello. Al huérfano no, al para mi un – pequeño Somo ¿qué puedo decirte que te sirva de consuelo?
No sirve “el es ley de vida”; pues no es ley de vida la muerte a manos de los que se supone están llamados a protegerla. Pensando en ti, te diré que tu padre podía perfectamente haberse conformado con la injusticia, haber hecho frente común con la dictadura que le ha matado, hoy sería uno de los bien “situados”. Pero no, él fue fiel a sus principios hasta el final; no traicionó sus convicciones, fue honesto a su causa y comprometido con ella. Luchador tenaz, incansable; un hombre que se hizo a sí mismo. Terminó los estudios trabajando los veranos en el campo recogiendo frutas o en lo que fuera para pagarse la carrera. Aun recuerdo un día que fuimos a un supermercado en Zaragoza y de repente se quedó parado ante un puesto de frutas. Exclamó ¡chico, los tomateNs que mi madre cultiva en Bahó son mejores que estos! Una vez más su obstinada obsesión por la agricultura.
¡Somo! Tu padre no ha muerto - lo han matado por sus ideas, por sus convicciones. En pleno siglo XXI, seguimos añadiendo muertos a la larga lista de los habidos con anterioridad en Guinea Ecuatorial. Estoy con toda la familia en estos momentos de gran dolor; se que ya nada volverá a ser igual en la familia Bita. Comparto el sentimiento con vosotros ante este brutal y desgarrador crimen. ¡Hasta siempre Bita Rope Laesa!