GUINEA ECUATORIAL, NUESTRO QUERIDO, RICO Y POBRE PAÍS.
Por un guineo ecuatoriano, E.N.N.
Ante la próxima celebración del 46 Aniversario de la Independencia Nacional (12.10.1968 – 12.10.2014), y la próxima Mesa de Diálogo con todos los partidos políticos, como ciudadano ecuatoguineano, quiero expresar y compartir con mis hermanos guineanos y todos los que sienten, luchan y trabajan por nuestro país, mis humildes reflexiones.
Lo que voy a decir a continuación me sale del corazón, y es fruto de todo lo que he gozado y sufrido por mi país. Así que, espero que nadie se ofenda; ya que siempre que un guineano intenta expresar lo que siente y piensa de su país, algunos lo toman como un ataque personal y lo declaran enemigo de la patria. Da la impresión de que los auténticos hijos de Guinea son los que mienten o no dicen nada.
Pertenezco a la generación de los setenta, o sea que tengo más de 40 años, y llevo 35 de mis cuarenta y tantos bajo un mismo régimen; cosa que sólo ocurre en las dictaduras y las monarquías.
He vivido las alegrías, las esperanzas, las penas y las decepciones de mi generación, igual que las demás generaciones de guineanos anteriores y posteriores a nosotros.
Desde la Independencia de Guinea (octubre de 1968), hasta hoy, seguimos bajo un mismo régimen que ha ido cambiando de caras y de estrategias. Vencieron en las Elecciones de 1968 y se han mantenido hasta ahora, pero nunca convencieron ni convencerán a nadie. Lo peor es que están seguros de que lo están haciendo muy bien. Son imprescindibles, insustituibles y eternos.
D. Donato Ndongo Biyogo, escritor, político y periodista guineano, en su artículo “Generación perdida”, Mundo Negro, junio 2014, hablando de los héroes de la independencia, dice: “Creyeron que el ocaso del colonialismo sería la aurora de la felicidad, que la independencia traería la libertad, el desarrollo y la dignidad. No imaginaron lo que vino después, el dominio del negro sobre el negro...”. “El guineano vive en un estrés continuo, en la inquietud permanente de ser acusado, detenido y torturado en cualquier momento. Desde la cuna hasta el sepulcro, el guineano se siente inseguro cada minuto de su existencia…”.
En esta vida no sólo hay que vencer, sino también convencer. Se vence con la fuerza, se convence con la verdad. El peor daño que nos ha hecho el régimen que nos gobierna desde 1968 es la destrucción lenta del alma, la mente y los corazones de los guineanos. El guineano está derrotado moral y psicológicamente. Nada es lo que parece. Todo es apariencia. Las personas valen por el poder o el dinero que tienen, aunque estén vacíos por dentro. Es un gran daño del que muchos no son conscientes, pero del que tardaremos años, incluso siglos en recuperarnos. Es mucho más difícil reconstruir el alma, la mente y los corazones de un pueblo que construir carreteras y grandes edificios.
Como ciudadano guineano, sería ingrato si no reconociera los avances en infraestructuras que han tenido lugar en Guinea. Creo que una crítica sana y constructiva debe reconocer el trabajo y el esfuerzo que ha hecho el Gobierno de Guinea en los últimos años, pero muchos guineanos pensamos que no es suficiente. De qué me sirve tener una autopista al lado de mi casa si no tengo qué comer, salud, ni paz interior. El desarrollo de un país no se mide desde arriba, desde los ricos; sino desde abajo, desde los pobres. Por eso existen dos visiones de Guinea: la Guinea – paraíso terrenal de los que ya no saben cómo gastar el dinero del petróleo, y la Guinea real de los que no tienen para comer o pagar una receta médica.
Un pensador camerunés dijo “la mayor esclavitud del africano era el miedo al más allá”. Quiero recordarme a mí mismo y a mis hermanos guineanos que la verdad, la libertad, la paz, la justicia, las ideas, la educación… valen más que todos los amuletos y poderes ocultos de Guinea y de toda África. Una persona o un pueblo no pueden avanzar si no superan este miedo. Si tan fuerte es la brujería y los poderes ocultos, por qué nuestros jefes van con tanta inseguridad, por qué tanto control, por qué tanto miedo. ¿Dónde estaban los poderes de Macías, “El Tigre, el inmortal, el invencible, el mayor general, el presidente vitalicio”, cuando llegó su tiempo?
John Kennedy, el difunto presidente Norteamericano, dijo: “Porque en última instancia, nuestro vínculo común más básico es que todos habitamos este pequeño planeta, todos respiramos el mismo aire, todos pensamos en el futuro de nuestros hijos, y todos somos mortales”.
No quisiera terminar estas humildes reflexiones sin recordar a nuestro querido Nelson Mandela, el padre del África Moderna: “He luchado contra la dominación blanca, he luchado contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática. Es un ideal por el que espero vivir, y, si es necesario, por el que estoy dispuesto a morir”.
Suplico a nuestros líderes políticos que, por favor: “NO NOS DECEPCIONÉIS UNA VEZ MÁS”. Esperamos que esta vez, en la Mesa de Diálogo, apartéis vuestras ambiciones personales, vuestra sed de venganza, vuestros odios, vuestras envidias, vuestra sed de poder, vuestras luchas internas… y luchéis todos, quizás por primera vez, por UNA DEMOCRACIA REAL en este RICO Y POBRE PAÍS. Si lo hacéis así, los guineanos os lo reconocerán siempre, de generación en generación.
